Este capítulo durará aproximadamente 22 minutos para leer.

  1. Department of Pediatric Urology, Children's Hosptal Colorado, Aurora, CO, USA
  2. Department of Surgery, Division of Urology, University of Colorado, School of Medicine, Aurora, CO, USA

Introducción

La necesidad de la reconstrucción urológica está establecida desde hace mucho tiempo y la gama de técnicas disponibles sigue ampliándose. Con la introducción de nuevas tecnologías (p. ej., cirugía robótica), las opciones para realizar dichas técnicas también parecen estar ampliándose. El problema con todas estas innovaciones es que, aunque resultan atractivas (para el cirujano) y pueden presentarse como atractivas (para el paciente), los elementos favorables (p. ej., estancia hospitalaria más corta, reducción de las cicatrices abdominales, etc.) se sopesan frente a una influencia sobre el desenlace que aún no se comprende del todo.

Este capítulo examinará algunos de los datos a largo plazo que se han publicado en relación con la reconstrucción urológica; asimismo, examinará brevemente algunos de los aspectos que dificultan nuestra interpretación, incluida la variación en la técnica y la incorporación de nueva tecnología.

Vejiga

Los resultados a largo plazo de la cistoplastia son en general favorables. Con buenos datos urodinámicos que muestran mejoras significativas en la capacidad del reservorio, la presión del detrusor, la complacencia del reservorio y una reducción del riesgo de daño renal. Kreb’s et al analizaron los resultados en 29 pacientes con disfunción neuropática del tracto urinario inferior; el seguimiento fue de 14 años; se observó una tasa global de complicaciones del 38 %, 6 (20,7 %) requirieron cirugía adicional por complicaciones, incluidos cálculos vesicales u obstrucción del intestino delgado. Otros 8 (27,6 %) requirieron procedimientos adicionales para lograr la continencia (esfínter urinario artificial o cinta transobturatriz). Las tasas de continencia a largo plazo fueron del 72 %, lo cual es comparable a otras cohortes.1 otros autores han informado de una mejoría en la calidad de vida.2 Está documentado en la literatura que la incontinencia urinaria y fecal afecta negativamente la calidad de vida.3 En una serie con diagnósticos más heterogéneos (incluyendo neurogénico, válvulas uretrales posteriores, extrofia vesical y extrofia cloacal) el 88,1 % eran continentes tras un seguimiento medio de 12 años. El 11,9 % requirió un procedimiento adicional del cuello vesical para la continencia, 4 (9,5 %) requirieron extracción de cálculos vesicales, y ¾ presentaron una recurrencia posterior. El 50 % tenía un conducto de Mitrofanoff para el drenaje vesical, y en tres pacientes esto se combinó con el cierre del cuello vesical.4

La tasa de cistoplastias ha disminuido en favor de técnicas menos invasivas, como la toxina botulínica intravesical. El íleon es el segmento intestinal más utilizado. Hasta un 75% necesitará realizar CISC (autocateterismo intermitente limpio). Aproximadamente el 15% de los pacientes con disfunción del tracto urinario inferior presentan enfermedad renal terminal; los datos respaldan que la cistoplastia ofrece una supervivencia del injerto a 10 años al menos tan buena y, en algunos estudios, mejor que un conducto ileal. El éxito global varía según el diagnóstico, pero generalmente se sitúa entre el 80 y el 90%; los resultados son peores tras la radioterapia, con una caída hasta el 70%.5

Las alteraciones metabólicas se discuten con frecuencia y deben monitorizarse como parte del seguimiento.6 Probablemente exista una acidosis metabólica hiperclorémica subclínica en muchos pacientes, pero se ha informado que el 16% necesita reposición diaria de bicarbonato por vía oral. El protocolo de seguimiento del autor incluye una ecografía anual junto con analíticas sanguíneas para función renal, cloruro, bicarbonato, folato y vitamina B12. El motivo de incluir vitamina B12 es que en muchos casos puede ser difícil determinar con exactitud qué segmento intestinal se ha utilizado y, por tanto, es más seguro realizar un cribado de déficit de B12 que asumirlo y pasarlo por alto. Las consecuencias de la neuropatía resultante y de la degeneración combinada subaguda de la médula son irreversibles, y permitir que esto ocurra se consideraría por debajo de un estándar aceptable de atención.5

La bacteriuria asintomática es muy común—en algunos estudios hasta el 100%, la infección significativa es menos frecuente.7,8

Los cálculos vesicales son una complicación frecuente tras la cistoplastia. Los datos presentan un amplio rango de incidencias de hasta el 39 %.9 La cistoplastia de aumento se asocia a una incidencia de cálculos del 2 %; si el paciente necesita cateterizarse por vía uretral, la incidencia aumenta 5 veces y, si el drenaje es a través de un conducto de Mitrofanoff, esta aumenta 10 veces. Esto sugiere que el drenaje dependiente es favorable y que la presencia de orina residual aumenta el riesgo de cálculos.10,11 Los datos sugieren que una menor ingesta diaria de líquidos y la hipocitraturia pueden aumentar el riesgo de cálculos.12 De forma anecdótica, la producción de moco puede ser importante y parece aumentar con algunas dietas (p. ej., lácteos, alimentos picantes).

La perforación de una cistoplastia es una complicación grave con una mortalidad reportada cercana al 25%, esto probablemente se debe a un diagnóstico tardío en manos de clínicos inexpertos, signos clínicos sutiles y radiología negativa o equívoca.13 La incidencia está aumentada en pacientes neuropáticos y en quienes realizan cateterismo y/o han sido sometidos a un aumento quirúrgico de la resistencia del cuello vesical, p. ej., esfínter urinario artificial o reconstrucción del cuello vesical.14

La malignidad tras una cistoplastia es una complicación preocupante; su incidencia es baja y se estima en un 1,2%, con un período de latencia de aproximadamente 20 años tras la cirugía. Los tumores se encuentran con mayor frecuencia en la región de la anastomosis; a menudo son adenocarcinomas y pueden presentarse tardíamente, lo que dificulta el tratamiento curativo. Los pacientes que tienen una anomalía congénita de la vejiga (p. ej., extrofia vesical) pueden presentar un mayor riesgo en comparación con otros. Otros riesgos incluyen inflamación crónica, infección, estasis urinaria, litiasis vesical, inmunosupresión y tabaquismo.15,16,17,18

El embarazo con cistoplastia es (por regla general) seguro. Si ha habido una alteración previa de la función renal, es importante asegurarse de que la función renal sea suficiente y es recomendable la valoración por un nefrólogo—de lo contrario, no hay efecto directo sobre la función renal si esta era normal antes de la concepción. Quienes se han sometido a una reconstrucción en el contexto de una anomalía congénita deben ser monitorizadas durante el embarazo, ya que presentan un mayor riesgo de complicaciones urológicas (63%), que incluyen obstrucción del tracto urinario superior (10–24%), retención urinaria (37%) y complicaciones obstétricas/ginecológicas, incluido el prolapso (extrofia – 42%) y la hipertensión/preeclampsia (10–32%).19,20

Uréter

Reimplante ureteral para el reflujo vesicoureteral

Los datos publicados muestran que las técnicas abiertas y mínimamente invasivas ofrecen excelentes resultados para el reimplante ureteral quirúrgico. El reimplante abierto ofrece excelentes resultados en una serie de 965 pacientes, solo el 6.1% presentó reflujo persistente tras la cirugía y el 72 .2% se resolvió en un tiempo mediano de 20. 4 meses, el 13% sufrió ITU febriles en un periodo de seguimiento mediano de 47.1 meses.21 Estudios más pequeños han examinado la reconstrucción ureteral mínimamente invasiva con reimplantes asistidos por robot—7.7–13% presentaron reflujo posoperatorio inicialmente, 10% tuvieron ITU febriles (ninguno de estos pacientes tenía reflujo posoperatorio registrado.22,23 Gundeti et al reconocieron la curva de aprendizaje y el desarrollo de la técnica durante un periodo de siete años.22 se registraron complicaciones posoperatorias inmediatas en el 10% (incluyendo íleo, lesión ureteral, obstrucción ureteral y una colección de líquido perinéfrico.23 Aunque estos datos parecen mostrar buenos resultados datos más antiguos sugerían una tasa mucho mayor de ITU (43% frente a 24% en mujeres vs varones) pielonefritis (27% frente a 9.5% en mujeres vs varones), hipertensión en 6%, 28% de las mujeres que quedaron embarazadas informaron ITU durante el embarazo y 7% sufrieron preeclampsia. Estos datos anteceden a otros estudios por más de 20 años y, por lo tanto, las técnicas mejoradas tanto operatorias como perioperatorias pueden haber influido en los resultados posteriores, pero es importante recordar que algunas cohortes más antiguas de pacientes (especialmente) pueden ser vulnerables a secuelas tardías de este tipo.24

Pieloplastia para la obstrucción de la unión pieloureteral

En general, la tasa de éxito de la pieloplastia es alta. Se citan tasas de éxito superiores al 95%.25 El uso de un stent parece mejorar el éxito a largo plazo (96,3% frente a 91,5%).26 Existen datos recientes que sugieren una menor tasa de preservación renal en pacientes que presentan anomalías renales asociadas.27 Muchos centros ofrecerían estos procedimientos mediante técnicas mínimamente invasivas y los resultados parecen respaldar este enfoque.

Uretra

Epispadias/Hipospadias

Incluso en las mejores manos y en centros de alto volumen, los resultados del hipospadias oscilan entre 5–10% para las reparaciones distales, mientras que en los casos de reparación proximal la incidencia puede variar de 15% hasta 90%.28,29,30 Datos recientes, que examinan reparaciones en una sola etapa para hipospadias proximal, mostraron una tasa global de complicaciones del 56% con un mayor riesgo de procedimientos no planificados y al menos 2 complicaciones (33%) cuando se comparan con una reparación en dos etapas.31 Cada uretroplastia de revisión subsiguiente conlleva un mayor riesgo de complicaciones.32

Las complicaciones más comunes son:33,34,35

A. Dehiscencia de la herida

Esta es una complicación precoz y puede ocurrir en cualquier reparación, pero es más común en pacientes con hipospadias proximal. También se observa cuando existe algún tipo de tensión sobre la reparación—es decir, si el glande es pequeño. Si el cierre falla y se produce dehiscencia de la uretra, se necesita una reparación de revisión.

B. Fístula

Presentándose en el 4–50% de los pacientes, esta es la complicación más frecuente tras la reparación de hipospadias. Una fístula precoz probablemente representa un fallo técnico y puede necesitar tiempo para madurar antes del cierre. Las fístulas pueden ocurrir en cualquier momento y a cualquier edad tras la reparación—las fístulas mucho más tardías deben examinarse para considerar una estenosis distal que provoque una fístula por estallido.

C. Divertículos

Este término describe una porción dilatada y sacular de la reparación previa; al igual que la fístula, puede surgir en presencia de una obstrucción distal que provoca ‘presión retrógrada’ y distensión de la neouretra más proximal. La ausencia o deficiencia de tejido del cuerpo esponjoso puede ser un factor adicional. Pueden presentarse con tumefacción peneana ventral durante la micción, chorro urinario débil, goteo postmiccional, infecciones del tracto urinario y (en ocasiones) cálculos uretrales secundarios a estasis. La intervención quirúrgica requiere el tratamiento de cualquier causa subyacente, p. ej., estenosis distal, la escisión del tejido redundante (pared del divertículo) y el recierre de la uretra.

La cirugía del hipospadias puede ser técnicamente compleja, la dificultad añadida es que es imposible hacer el seguimiento de todos los hipospadias infantiles hasta la vida adulta—muchos pacientes no necesitan ser vistos salvo que presenten un problema después de los primeros dos años y, si intentáramos seguirlos a todos, la carga de trabajo aplastaría cualquier sistema sanitario. Rynja et al analizaron los datos publicados de 1027 pacientes—180 presentaban hipospadias grave; requirieron una media de 2,7 intervenciones por paciente.36 Los autores reconocieron la tasa muy alta de pérdida de seguimiento. Los datos de Gante mostraron una tasa de reoperación del 24,1% en 543 pacientes seguidos de forma prospectiva.37

D. Estenosis meatal

La estenosis meatal (definida como calibre <8 Fr) puede ocurrir en los siguientes escenarios: movilización inadecuada de la envoltura del glande, tubularización de la neouretra que se extiende demasiado hacia la punta del glande o isquemia de los colgajos del glande. Los pacientes pueden presentar dificultad miccional, infección urinaria (debido a vaciado incompleto), chorro urinario estrecho o atomización del chorro.

E. Curvatura peneana persistente

Esto se observa con mayor frecuencia en pacientes después de haber pasado por la pubertad. Si la curvatura peneana es lo suficientemente grave como para impedir las relaciones sexuales con penetración, entonces se debe ofrecer corrección.

La información reportada sobre hombres que se sometieron a cirugía de hipospadias en la infancia y que, por lo tanto, han pasado por la pubertad, es menos común pero muy importante para el panorama general. Las quejas frecuentes son:

  • atomización del chorro urinario (10–63%),
  • goteo posmiccional (20–40%),
  • síntomas del tracto urinario inferior (3–85%).

La insatisfacción del paciente con el resultado es cada vez más reconocida, con una tasa reportada de 7–81%, la calidad de los datos parece variar entre los estudios—esto puede (en parte) explicar la variación. En términos generales, el hipospadias proximal parece estar asociado con una mayor probabilidad de insatisfacción con los resultados a largo plazo. Puede haber un impacto en la función sexual, 77–100% de los varones expresaron buena satisfacción sexual, sin embargo, factores como la curvatura peneana recurrente (5–23%), la disfunción eréctil (0–73%) y las dificultades eyaculatorias (5–36%) pueden afectar la función sexual a largo plazo.38 Estos datos fueron recopilados y examinados para la reciente Consulta Europea sobre Urología Congénita a lo largo de la vida.

Extrofia/Epispadias

Cabe argumentar que es controvertido agrupar en una sola cohorte todos los casos de extrofia y epispadias, dado que el espectro es amplio. El epispadias puede ir desde un meato uretral epispádico relativamente leve hasta una forma más grave que afecta la integridad del cuello vesical. Los resultados en la extrofia vesical pueden verse afectados por una serie de factores—tamaño de la placa vesical, diástasis, masa de los cuerpos cavernosos, etc. El espectro se amplía aún más con la extrofia cloacal y la gravedad anatómica inherente a esta, junto con factores adicionales que pueden incluir un componente neuropático.

En esta sección, los resultados uretrales son el foco— otros aspectos se discutirán en relación con los resultados sexuales y de fertilidad.

En pacientes con epispadias, los datos relacionados con la uretroplastia son (quizá) los más puros. En una serie de 30 pacientes, el 17% requirió una revisión cutánea—el 20% presentó fístulas (aunque esto disminuyó al 6% en los pacientes que se habían sometido a una reparación de Mitchell), absceso 3% y divertículo 3%. El 89% expresó preocupación por la apariencia de su pene; uno requirió plicatura de los cuerpos cavernosos por curvatura dorsal y un paciente se sometió a una faloplastia con colgajo de antebrazo.39 Los datos a largo plazo para pacientes con extrofia sugieren derivación urinaria en 52–70%; en un estudio, el 30% vaciaba por uretra, solo uno orinaba espontáneamente; el 42% presentó incontinencia de moderada a severa.40,41 Se ha informado función eyaculatoria en el 82–85% de los hombres; también se informaron otros factores como disfunción orgásmica (22–51%) y disminución de la sensibilidad (26–36%).40,42

Genitales

En nuestra generación quirúrgica, una de las áreas que ha suscitado algunos de los debates y discusiones más activos es la de la reconstrucción genital en pacientes con diferencias del desarrollo sexual (DSD). Hay una serie de elementos en el debate; estos incluyen:

  • quién debería tomar la decisión sobre la cirugía
  • cuándo debería realizarse la cirugía
  • quién puede otorgar el consentimiento para dicha cirugía
  • cómo medimos los desenlaces
  • cómo utilizamos los datos de desenlaces para informar a futuros padres/pacientes y cirujanos.

Es importante comprender las posibles indicaciones para la cirugía:

  1. La creación de una (neo) vagina como conducto para la menstruación
  2. La creación de una (neo) vagina para permitir las relaciones sexuales con penetración
  3. Mejora cosmética del aspecto genital
  4. Mejora del bienestar psicológico.
  5. Extirpación de las gónadas para manejar el riesgo de malignidad

La reunión de consenso de Chicago y el documento subsiguiente, publicado en 2006, dejó claro que debía reducirse la clitoroplastia en lactantes.43 Hasta hace poco, los datos sugerían que este cambio tardaba en hacerse efectivo; sin embargo, la comparación de los desenlaces sugería que estos podían estar mejorando, aunque un número similar de pacientes requería cirugía de revisión; los procedimientos necesarios eran (quirúrgicamente) menores en lugar de intervenciones mayores; además, parecía que la vaginoplastia intestinal en la infancia presentaba resultados desfavorables.44

Sigue habiendo una escasez de datos que respalden la afirmación de que la cirugía conducirá a mejores desenlaces psicológicos y sería imposible realizar un ensayo controlado para examinar si los cambios en la disminución de la sensibilidad45 experimentados en pacientes de mayor edad son un efecto de la cirugía o de un trastorno subyacente.

Un reciente y amplio estudio europeo recabó las opiniones de los pacientes y sugirió que las decisiones de operar se mantienen en un equilibrio delicado. Entre quienes tenían hiperplasia suprarrenal congénita (HSC), hipospadias y DDS XY hubo una tendencia a favorecer la cirugía precoz—esto alcanzó significación estadística en el grupo con HSC que se identificaba como femenino cuando se les pidió que estuvieran de acuerdo o en desacuerdo con la afirmación ‘La reducción de un clítoris agrandado es necesaria en las niñas’—incluso entonces, 39% o bien estuvo en desacuerdo, estuvo indeciso o no lo sabía. Sin embargo, existe una variación considerable entre los grupos. Los pacientes que habían tenido contacto reciente con grupos de apoyo eran más propensos a favorecer la cirugía a una edad más tardía. Es importante destacar que los autores concluyen que una moratoria sobre la cirugía no está justificada, ya que no parece reflejar las opiniones de muchos pacientes con DDS. Es claro que la atención multidisciplinaria es vital. Es importante mantener el énfasis en la recopilación de datos sobre resultados a largo plazo y en garantizar el consentimiento/asentimiento informados, y que, cuando no exista una indicación quirúrgica clara para proceder con la cirugía, se intente ‘motivar a los padres a posponer la cirugía genital electiva.46

Una discusión en profundidad sobre DSD y los desenlaces está fuera del alcance de este capítulo. Es importante que los profesionales en esta área estén al tanto de las discusiones, busquen activamente información actualizada sobre los desenlaces y trabajen dentro de un equipo multidisciplinario para garantizar el mejor desenlace para el paciente y su familia.

Función sexual y fertilidad

Estos son aspectos importantes de la vida para muchos pacientes que han recibido tratamiento quirúrgico de anomalías congénitas; sin embargo, los resultados varían significativamente según el diagnóstico subyacente y, potencialmente, por el impacto de la cirugía.

Femenino

Espina bífida

Los adolescentes (de ambos sexos) con espina bífida tienen los deseos y ambiciones normales con respecto a las relaciones y, potencialmente, a formar una familia. A menudo se señala que este tema se maneja de forma deficiente por parte de los profesionales de la salud. El conocimiento en el área y asegurarse de que se inicie la conversación y de que exista educación continua son muy importantes.47 Es importante incluir preguntas sobre salud sexual, anticoncepción y factores como la alergia al látex (en relación con los métodos anticonceptivos de barrera).48 Estas pacientes jóvenes tienden a alcanzar la menarquia antes que sus pares de la misma edad. Una serie de factores pueden influir en el inicio de la actividad sexual y en la conducta sexual continuada, incluidos el aislamiento social, la continencia, la edad y el nivel de la lesión. Es muy importante ofrecer consejos proactivos sobre la suplementación con dosis altas de ácido fólico en la preparación para la concepción y durante el primer trimestre para reducir el riesgo de defectos del tubo neural en los hijos.49

Anomalías genitourinarias

Las pacientes con extrofia vesical pueden tener cierta dificultad inicial con el coito penetrativo debido a estenosis vaginal y dispareunia; sin embargo, el 80–90% refiere actividad sexual.50,51 En aquellas afectadas por una anomalía cloacal, la longitud inicial del canal común es significativa; la cirugía reconstructiva en canales más largos es mucho más desafiante, lo que conlleva un mayor riesgo de impacto en la función urinaria, intestinal y sexual.52 Otras con ausencia de vagina o con un déficit significativo necesitan ser tratadas por un equipo multidisciplinario que pueda ofrecer todas las opciones—incluida la dilatación (que es altamente eficaz en quienes presentan una fosita y un periné no operado).

La discusión antes mencionada sobre las diferencias del desarrollo sexual pone de relieve algunas de las preocupaciones y dificultades que acompañan el manejo de los pacientes afectados. Datos publicados previamente han mostrado una disminución de la sensibilidad en estos pacientes y un impacto en la sensibilidad sexual y orgásmica.46,45 Las grandes preguntas siguen siendo—cuando se realiza la cirugía—¿por qué es necesaria, qué logrará y si ahora es el mejor momento para realizarla? Todas las ‘partes’ del debate deben seguir implicadas y mantener la mente abierta para garantizar que se logre el mejor resultado posible y permitir la mejor atención futura para los nuevos pacientes (y padres) que ingresan al sistema.

Masculino

Espina bífida

Los hombres afectados presentan reducción de la sensibilidad peniana y aproximadamente el 75% referirá disfunción eréctil—esto puede tratarse fácilmente con inhibidores de la fosfodiesterasa, con una tasa de éxito del 80%.53 La función eréctil, las tasas de paternidad y la movilidad se ven afectadas por el nivel de la lesión (siendo más grave el impacto en quienes la presentan por encima de T10).54 El uso de la electroeyaculación es un medio para ayudar con la fertilidad; sin embargo, a pesar de que la gran mayoría de los hombres muestra un perfil hormonal normal, muchos presentan parámetros seminales deficientes. También se debe aconsejar a los hombres afectados que tomen ácido fólico en dosis altas como parte de la concepción planificada, ya que ahora hay evidencia de que esto reducirá su probabilidad de tener hijos afectados por defectos del tubo neural.55

Estar en una relación estable parece mejorar la satisfacción general; aproximadamente el 50% de los hombres afectados por espina bífida refieren estar satisfechos con su vida sexual.56

Comprender el diagnóstico y su cirugía previa forma parte de un buen plan de atención para cualquiera de estos pacientes, pero garantizar que exista una conversación sobre las relaciones y la vida sexual también es importante. En este grupo (y en otros), la continencia urinaria y fecal también puede desempeñar un papel importante en su confianza y bienestar en este ámbito. Algunos pacientes responderán bien al mensaje de que la conversación está abierta para que la aborden cuando lo deseen y otros requerirán una indagación mucho más proactiva—la buena comunicación al respecto es muy importante, particularmente en la vida adolescente del paciente, cuando estas cuestiones pueden asociarse con altos grados de inseguridad.57

Anomalías genitourinarias

Es perfectamente normal que las mujeres y los hombres adolescentes examinen su imagen corporal y, en este contexto, piensen en la función sexual y en si podrán satisfacer a una pareja. Lamentablemente, algunos de los factores que los afectan son difíciles de controlar. El más inmediato de ellos es la presión/comparación entre pares; esto puede formar parte de las barreras para entablar relaciones íntimas, con miedo a ser descubiertos, pseudoaceptación o acoso.58,59

Hay algunos problemas anatómicos claros que pueden hacer que el coito penetrativo sea doloroso o muy difícil (p. ej., curvatura residual en hipospadias o curvatura dorsal marcada en la extrofia vesical).42,36 En algunos hombres con hipospadias grave o con ausencia de tejido de los cuerpos cavernosos o asimetría del mismo en la extrofia vesical existen preocupaciones importantes respecto al tamaño del pene. En estudios que han analizado específicamente el micropene, el 95% de los pacientes describió erecciones normales, el 60% mantenía relaciones sexuales regulares—se observó que el 38% necesitaba apoyo psicológico.60 Si bien estos datos no son específicos ni del hipospadias ni de la extrofia vesical, sí brindan una fuerte indicación de las dificultades que estos pacientes pueden enfrentar y de la necesidad de incorporar la psicología en su manejo. Los datos que ponen de relieve algunas de las áreas de disfunción sexual en hombres con extrofia vesical e hipospadias se describen en Tabla 1. Esta tabla no está diseñada para establecer comparaciones, sino para resaltar la similitud de los problemas que surgen y la necesidad de concienciación en el entorno clínico.

Tabla 1 Esquema de las áreas de disfunción sexual en hipospadias y extrofia.36,38,42,59

Problema asociado a hipospadias Tasa Problema asociado a extrofia Tasa
Curvatura 20–30%
Disfunción eréctil 8.7–73% Disfunción eréctil/curvatura peneana 13–49%
Disfunción eyaculatoria 24.1–36% Disfunción eyaculatoria 15–74%
Aspecto del pene (insatisfacción) 20.2–33.5% Aspecto del pene (insatisfacción) 23–100
Satisfacción sexual 81.4–100% Satisfacción sexual Hasta el 92%

Al igual que con la función sexual femenina, muchos autores han destacado datos importantes que examinan estas preocupaciones muy importantes. Estas secciones no son, de ningún modo, exhaustivas.

Conclusiones

Este capítulo resume los datos relativos a la urología pediátrica y los desenlaces que se relacionan con una condición subyacente y con el tratamiento necesario para su manejo. Cada afección y cada aspecto del seguimiento han sido explorados por diversos autores con mucha más profundidad de la que es posible aquí. El conjunto de publicaciones que se presenta a continuación ofrecerá al lector un punto de partida para revisar más detalles si así lo desea.

La gama de problemas a los que pueden enfrentarse algunos de estos pacientes es considerable. A lo largo de la vida, muchos pacientes disfrutan de una buena calidad de vida y de resultados muy satisfactorios. Sin embargo, no debe olvidarse el contexto de una afección crónica y una anatomía alterada – las posibles secuelas, que incluyen infección del tracto urinario, deterioro de la función renal, cálculos vesicales y disfunción sexual, hacen necesario un seguimiento a largo plazo con un equipo que comprenda los antecedentes del paciente y pueda mantener un régimen adecuado para detectar estos problemas cuando surjan. Para muchos, un enfoque multidisciplinario es importante, con colegas de diversas especialidades desempeñando roles paralelos (p. ej., ginecología, radiología, nefrología, gastroenterología/colorrectal, endocrinología y genética).

La atención a largo plazo de estos pacientes hace que establezcan vínculos estrechos con su equipo de atención médica; la continuidad y la coherencia son muy importantes para ofrecer el mejor servicio posible.

Lecturas recomendadas

  • Woodhouse CRJ. Adolescent Urology and Long Term Outcomes. Isbn. 2015. DOI: 10.1002/9781118844854.
  • Wood HM, Wood DN. Transition and Lifelong Care in Urology. Switzerland: Springer International Publishing; 2015, DOI: 10.1007/978-3-319-14042-1.
  • Wood HM, Wood DN. Congenital Lifelong Urology–Joint SIU-ICUD Consultation 2019. Societe International d’Urologie. ISBN ISBN.
  • Wood D, Baird A, Carmignani L, De Win G, Hoebeke P, Holmdahl G, et al.. Lifelong Congenital Urology: The Challenges for Patients and Surgeons. Eur Urol 2019; 75 (6): 1001–1007. DOI: 10.1016/j.eururo.2019.03.019.

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Última actualización: 2025-09-21 13:35